Dios y el mal
La reciente visita del Papa
Benedicto XVI a tierras españolas con motivo de las jornadas mundiales
de la juventud me ha llamado la atención sobre varios aspectos.
Uno de ellos, fue la respuesta que dio el Santo Padre a la pregunta formulada en una carta, dirigida a él, escrita por un chico de 16 años de nombre Pablo y afectado de una grave enfermedad neuronal.
La pregunta era la siguiente:
¿Por qué Dios permite que haya inocentes que sufren?
La pregunta desde luego no es nueva. Se lleva planteando desde hace siglos. Y los teólogos intentan buscar respuestas.
Todas las
religiones han intentado explicar la existencia del mal. Las respuestas
han sido muy variadas. Desde que el mal no existe; pasando por que es
pura ilusión humana; que en el mundo hay dos grandes principios, uno
bueno y otro malo; los dioses son malos y juegan con el ser humano o que
el pecado humano alteró los planes de Dios.
Bóveda de la capilla Sixtina. Detalle del
pecado original. Miguel Angel Buonarroti.
Al final, la existencia del
mal se eleva como un poderoso argumento contra Dios. O quiere evitar el
mal y no puede, y entonces no es omnipotente; o pudiendo evitar el mal,
no lo hace, y entonces no es bueno.
Mi solución a este dilema es un poco
peculiar, propongo una tercera opción: la religión surge del miedo ante
fuerzas incontrolables y del deseo de apaciguarlas de alguna manera.
Después opera un cambio radical en la concepción de Dios. Surgió una
nueva figura de Dios, como modelo de perfección, de defensa contra la
tiranía, libertador y defensor de la justicia. En esta nueva concepción
de Dios me gustaría quedarme. Esta idea de Dios es lo realmente
importante. Más allá de que exista o no. El mero hecho de que aparezca
esta idea de Dios, nos hace a todos más justos, mejores con el prójimo.
La esencia básica para mí de la convivencia en éste y en cualquier
mundo. Para mí la cuestión no es tanto si existe Dios o no existe. La
cuestión básica es "actuar en Dios". Intentar comportarse de manera que intentemos mejorar el mundo presente. Dios no sería una explicación al mal, sino una forma de luchar contra él.
Muchos de los males, son procesos
inexorables que siguen las leyes del universo. El proceso de crecimiento
celular desbocado en un cáncer. La radiación ultravioleta excesiva que
atraviesa nuestra atmósfera y genera enfermedades. Eso para mí no
cuestiona la existencia de Dios. En todo caso la matiza. En el sentido
de que quizás exista un Dios que puso el mismo celo en la expansión
original de la materia y energía justo antes del instante cero del
tiempo, que en el proceso de la difracción de la luz, o que en el
proceso de divergencia de las especies por selección natural. Para mí
quizás eso no sea lo importante.
En muchos estudios acerca del
comportamiento humano, se ha demostrado, que en general, la gente cuando
puede hacer trampa, la hace. Pero también que aunque se pueda hacer
mucha trampa, la gente sólo hace una poca. Enseguida se activan las
zonas de nuestro cerebro que buscan la recompensa por sentirse bien, es
decir, por no trasgredir las normas. Y una cosa muy interesante. Si
justo antes de que la gente pueda hacer trampa se le hace recordar y escribir los diez mandamientos, aunque sólo recuerden uno, comenten
menos trampas, que si por ejemplo se les pregunta por los nombres de
los ríos más largos del planeta o los autores de novelas conocidas. Esto
podría hacer bueno, el tener una idea de Dios, con independencia de que
exista o no.
¿Quieren saber la respuesta del Pontífice a la pregunta de Pablo?
Benedicto XVI en la vigilia que dio en Madrid ante un millón de
peregrinos de todo el mundo dijo: "La sociedad necesita a las personas
que sufren porque contribuyen a
edificar la civilización del amor... La grandeza de la Humanidad está
determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el
que sufre... Las personas que sufren no sólo precisan asistencia
material, sino que también necesitan recibir amor... Una sociedad que no
logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la
compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado, es una
sociedad cruel e inhumana... Desde que el Hijo de Dios quiso abrazar
libremente el dolor y la muerte, la imagen de Dios se nos ofrece también
en el rostro de quien padece..."
Le expliqué todo a mi amigo Justi sentados en la terraza de un bar. En un momento de extraño trastorno, me respondió:
-Juanma, pero el Papa en su respuesta ha
dicho al final que el Hijo del hombre abrazó libremente el dolor y la
muerte. Eso cambia mucho las cosas. Me temo que en la mayoría de las
veces, el abrazo del dolor y la muerte no es por una decisión propia y
libre sino impuesta y obligada por la naturaleza. ¿No?
-Sí. Tienes toda la razón-respondí mirando a través de mi botellín de agua.
De repente, a mi amigo Justi, le llegó su lúcido y habitual juicio de las cosas y agregó:
-¿Sabes lo que te digo, Juanma? Dile al Papa y a toda su cohorte que sufran todo el dolor que
ellos quieran y con toda la libertad que quieran. A ver, si pueden
quedarse con todo el dolor de la humanidad. Que sufran con los huevos,
si quieren. Pero que no me toquen los cojones.
Me quedé estupefacto, ante tanta grosería inhabitual, por otra parte de Justi, y sin saber bien qué decir respondí:
-Tranquilo Justi. No te
sobreexcites, que es verano. Invítame a otra ronda, anda. De todos modos
no te quejes, quédate como estamos, que lo otro es aun más duro.
Espero sus interesantes ideas al respecto. Yo, todavía estoy pensando...
Me alegra que en tu concepción de la existencia o no de Dios hayas llegado a que lo ideal es comportarse de forma justa y haciendo el bien. Pero eso no es fruto de que lo hayas pensado o de que mucha gente lo piense, pues Dios mismo se hizo hombre en la persona de Jesucristo y vino a decirnos precisamente eso, que nos amaramos unos a otros e hiciéramos el bien allá por donde pasáramos. Lo que vino a significar la respuesta del Papa, fue que en esta sociedad en la cual tenemos de todo y solo buscamos nuestro interés material estas personas que sufren y salen adelante cada día son un modelo para todo aquel que piensa que esto es color de rosa. Lo que nos pide es que le demos amor a los que sufren y los tengamos en cuenta los primeros, porque ya dijo Cristo que en el Reino de Dios los que sufren serán los primeros, para comprender las palabras del Papa hay que tener visión del verdadero mensaje de Jesús. Cristo abrazó el dolor y la muerte en la cruz por amor a todos nosotros, para redimir nuestros pecados, los que cometieron por envidia todos los israelitas cuando el vino al mundo, y nos quiso tanto que se dejó maltratar y matar para que nos diésemos cuenta de nuestro pecado.
ResponderSuprimirEstoy con Jose Carlos, yo no lo hubiera expresado mejor.Anonimo
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